Autor: José Antonio Cotrina
Puntuación total: 5/5
Edición: 3'5/5
Narración: 5/5
Diálogos: 5/5
Personajes: 5/5
Relaciones: 4/5
Aquellos que sigáis este blog sabréis que adoro esta trilogía y que me parece de las mejores joyas de la literatura juvenil en España de los últimos años. Reseñé La cosecha de Samhein en el 2009 y Los hijos de las tinieblas en el 2010 que me había dejado comiéndome las uñas después de un final tan bueno (y malvado, muy malvado). Pero, aunque la novela salió el 20 de octubre, yo no lo tuve en mis manos hasta Reyes y no pude comenzarlo hasta finales de febrero.
Antes de empezar con la reseña propiamente dicha, quiero avisar que aunque no hago spoilers específicos de esta tercera parte, sí que los hago de los dos anteriores así que si no los has leído y no quieres estropearte ninguna sorpresa de los anteriores, no leas más allá (pasa al párrafo final).
La novela comienza con un resumen de las novelas anteriores (casi pude escuchar en mi cabeza un “previously on…”) que me fue de inestimable ayuda porque hacía tanto que me había leído el anterior que no me acordaba de muchas de las cosas que iba a necesitar para disfrutar esta tercera parte. Después del resumen, el libro comienza casi inmediatamente después del final del segundo y desde entonces es un derroche de acción.
Así como los anteriores tenían una estructura en bloque: los miembros del Consejo por un lado, los cosechados por otro y la trama del Comeojos, en esta tercera parte no repite la misma fórmula. Es un inmenso tapiz en la que los personajes se disgregan y se juntan en distintos momentos de la novela para trazar caminos que son de lo más variopintos, porque son surrealistas (el aprendizaje de Hector con el que me reí a más no poder), bonitos (el de Bruno) o tristes. Creo que esta estructura le ha dado mucho juego porque pudo prestar mayor atención a personajes que quedaban un poco eclipsados en las anteriores partes (como Darío y Bruno).
A mi parecer es una conclusión de lo más satisfactoria para la trilogía. Me lo terminé un día a las tantas de la mañana porque era incapaz de acostarme sin saber lo que iba a pasar (y eso que el último capítulo es largo que te mueres) y no pude acostarme más feliz (con algunas lagrimillas derramadas de pura emoción).
En cuanto a los personajes, he de reconocer que cada uno tiene su encanto pero tengo unos claros favoritos. El primero de ellos es Hector por toda la evolución que tiene y por la entereza que tuvo de mantenerse firme cuando todo se desmoronaba a su alrededor. Después está Bruno que se ganó mi corazón completamente cuando pensaba que era un personaje que ni me iba, ni me venía (me acuerdo que en la primera parte me daba muy mal rollo). En un tercer lugar nada reprochable está Natalia quien está como una cabra pero que en ocasiones es la única voz cuerda del grupo (además de que, indudablemente, es casi la que más ha madurado). Luego me encariñé con un personaje que, como me sucede con Bruno, me sorprende que me haya terminado gustando y no es otro que Esmael, el Señor de los Asesinos.
Pasando a hablaros de la escritura, Cotrina me sorprendió incluso más que en los otros libros. Porque cuando vi que era un volumen tan largo pensé que iba a flaquear de acción pero, en los capítulos intermedios o en las historias que cuenta, crea más expectación aún al regalarnos más detalles y anécdotas de un mundo tan rico y cruel como es Rocavarancolia. En cuanto al estilo del escritor, sólo puedo decir palabras buenas (yo de mayor quiero escribir como él *-*) como en las partes previas de la trilogía porque consigue tener una narración descriptiva muy visual, unos diálogos naturales y una imaginación desbordante.
Ahora sí, sólo me queda animaros a leer esta trilogía porque realmente merece la pena si os gusta la fantasía casi épica (tiene monstruos pero no es completamente irreal). Mi recomendación es que (aunque no os guste la épica) le deis una oportunidad porque Rocavarancolia esconde muchos misterios que a todos nos pueden seducir.
Antes de empezar con la reseña propiamente dicha, quiero avisar que aunque no hago spoilers específicos de esta tercera parte, sí que los hago de los dos anteriores así que si no los has leído y no quieres estropearte ninguna sorpresa de los anteriores, no leas más allá (pasa al párrafo final).
La novela comienza con un resumen de las novelas anteriores (casi pude escuchar en mi cabeza un “previously on…”) que me fue de inestimable ayuda porque hacía tanto que me había leído el anterior que no me acordaba de muchas de las cosas que iba a necesitar para disfrutar esta tercera parte. Después del resumen, el libro comienza casi inmediatamente después del final del segundo y desde entonces es un derroche de acción.
Así como los anteriores tenían una estructura en bloque: los miembros del Consejo por un lado, los cosechados por otro y la trama del Comeojos, en esta tercera parte no repite la misma fórmula. Es un inmenso tapiz en la que los personajes se disgregan y se juntan en distintos momentos de la novela para trazar caminos que son de lo más variopintos, porque son surrealistas (el aprendizaje de Hector con el que me reí a más no poder), bonitos (el de Bruno) o tristes. Creo que esta estructura le ha dado mucho juego porque pudo prestar mayor atención a personajes que quedaban un poco eclipsados en las anteriores partes (como Darío y Bruno).
A mi parecer es una conclusión de lo más satisfactoria para la trilogía. Me lo terminé un día a las tantas de la mañana porque era incapaz de acostarme sin saber lo que iba a pasar (y eso que el último capítulo es largo que te mueres) y no pude acostarme más feliz (con algunas lagrimillas derramadas de pura emoción).
Pasando a hablaros de la escritura, Cotrina me sorprendió incluso más que en los otros libros. Porque cuando vi que era un volumen tan largo pensé que iba a flaquear de acción pero, en los capítulos intermedios o en las historias que cuenta, crea más expectación aún al regalarnos más detalles y anécdotas de un mundo tan rico y cruel como es Rocavarancolia. En cuanto al estilo del escritor, sólo puedo decir palabras buenas (yo de mayor quiero escribir como él *-*) como en las partes previas de la trilogía porque consigue tener una narración descriptiva muy visual, unos diálogos naturales y una imaginación desbordante.
Ahora sí, sólo me queda animaros a leer esta trilogía porque realmente merece la pena si os gusta la fantasía casi épica (tiene monstruos pero no es completamente irreal). Mi recomendación es que (aunque no os guste la épica) le deis una oportunidad porque Rocavarancolia esconde muchos misterios que a todos nos pueden seducir.
4 comentarios:
Desde luego es una trilogía que desborda imaginación desde los "pájaros" del ppio del primer libro. Yo llevo algo menos de la mitad de esta tercera parte y me está encantando. Aún no ha tenido ni un solo momento más "bajo", purita acción que me tiene enganchado. Y sobre Esmael... a mi es que siempre me encantó. Se te olvidó mencionar otro gran personaje! Un simpático relojito!
Ya te dije que te iba a encantar! y ya verás, conforme avanza la historia va a mejor (y la acción es un no parar) =D
Gracias por el comentario!!
Es una saga de la que he oído hablar mucho, pero nunca me tienta lo suficiente. Un día me pillaré el primero :D
Hoy he terminado, con mezcla de desbordante alegría y pequeña tristeza la trilogía del ciclo de la luna roja. Sin lugar a dudas uno de los mejores libros (para el que le guste la fantasía, claro) que me he leído. Siempre me ha apasionado la trilogía de "Memorias de Idhun", pero tras terminar "La sombra de la luna" puedo decir que esto lo supera. Vaya libro para poner fin a esta espectacular trilogía de pura imaginación. Impresionante final. No existe ni una línea de descanso, siempre hay más y más y más... Un libro lleno de acción, divertido, desgarrador, que te hará reír y llorar, pero sobre todo, hará que te sumerjas en el, en Rocavarancolia, y que todo a tu alrededor se desvanezca (Hasta que desafortunadamente se termina, despiertas de ese sueño y te das cuenta que estás en el curro...) Gracias por dármelo a conocer!!!
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