Leal (Divergente 3) de Veronica Roth

Título: Leal Tercera parte de la trilogía Divergente
Autora: Veronica Roth

Editorial: Molino (RBA)
Palabras clave sobre el género: Juvenil, ciencia ficción, misterio, acción, amor

Puntuación total: 4/5
Edición: 3/5
Narración: 4/5
Diálogos: 4/5
Personajes: 4/5
Relaciones: 4/5

A principios de año decidí leer uno de esos libros que han conseguido ser amados y odiados a partes iguales. Lo único que se puede hacer con este tipo de lecturas es darles una oportunidad y decidir por ti mismo lo que te parece. Además, en mi caso personal, empezó a darme verdadero miedo enterarme de algún spoiler del final de la trilogía. Como siempre que reseño algún libro perteneciente a saga os aviso que esta reseña contiene spoilers de las entregas anteriores, tanto de Divergente, como de Insurgente, cuyas reseñas ya hice hace tiempo.

Leal pone punto y final a la historia que Tris Prior comenzó cuando descubrió que era divergente, aunque en ese momento no tenía la más remota idea de lo que iba a significar tanto para su vida como para todos. Desde la de decisión que tomó cuando eligió pertenecer a Osadía, a cuando ayudó a Marcus Eaton en su plan de enseñar al mundo un mensaje que todos debían conocer, todo lo que Tris ha hecho la ha convertido en lo que es en Leal.

Lo primero que debéis saber es que Divergente e Insurgente son muy diferentes entre sí, cuentan dos historias diferentes y así es también en Leal. Veronica Roth ha ido reinventando la historia, haciendo que el lector dude de todo lo que lee porque, seamos sinceros, nos ha estado engañando desde el principio, haciendo que consideremos algo el “ombligo del mundo” cuando no era más que una mota de polvo entre un montón de basura. Esa forma de jugar con el lector, de mostrarle que no debe fiarse de la información dada tan fácilmente, debería enseñarnos una gran lección para nuestra vida como lectores. Al menos a mí me lo parece.

Tris es una protagonista maravillosa, es todo nervio y decisión. Actúa y después pide perdón, no le asusta tener que tomar decisiones porque se le da bien trabajar bajo presión, se le da peligrosamente bien. Su evolución es la más increíble de todos los personajes y aunque en esta ocasión comparta narración con Tobías, continúa teniendo el mando de forma indiscutible. Me encanta que no tenga miedo de mostrarse tal y como es, que le duela que duden de ella y que sepa que necesita a los suyos. Cuatro es uno de esos protagonistas masculinos de los que muchos escritores deberían aprender, no es una fuerza protectora, aunque sí protege y la traición y la mentira es lo que menos aguanta, pero sobre todo porque significa que la persona que le infringe ese daño no confía en él lo suficiente.

Hay muchos otros personajes de los que hablar, como Christina, Caleb y Peter, cada uno con sus problemas que les convierten en personajes secundarios con un propósito. No son los únicos, muchos que conocíamos y otros tantos que nos son presentados ahora, quizá algunos de ellos con escenas realmente relevantes, como Johanna o Matthew (cuya personalidad me encantó, por cierto).

Veronica Roth mantiene la narración en primera persona con ese tono tan centrado en las emociones y actitudes. Habla desde el punto de vista de Tris y de Tobias con una soltura envidiable, sin mezclar en ningún momento sus voces. Ha sido maravilloso conocer los entresijos de la insegura mente de Cuatro, ese chico que parecía de acero cuando le conocimos en la iniciación de Osadía. Me pareció muy acertada su decisión de incorporarle como narrador.

Por último y antes de despedir quiero decir que a mí el final me pareció que era lo que tenía que ser dadas las circunstancias. Creo que la autora fue lo suficientemente valiente como para jugársela con un final arriesgado y le salió estupendamente. Pero claro está que no llueve a gusto de todos.

La trilogía Divergente significa emoción, riesgo y amor. Unos personajes que se buscan a ellos mismos e intentan construir un mundo mejor, una narración con un tono único y una historia que te sorprende según pasas cada página.

Cita:

Justo después de la muerte de mi madre, me aferré a mi divergencia como si fuera una mano extendida para salvarme. Necesitaba que esa palabra me dijera quién era mientras todo lo demás se desmoronaba a mi alrededor. Sin embargo, ahora me pregunto si aún la necesito, si de verdad necesitamos esas palabras: osados, eruditos, divergentes, leales… O si no podemos ser simplemente amigos, amantes o hermanos, definidos por nuestras elecciones y por el amor y la lealtad que nos une.